mércores, 7 de febreiro de 2007

JOAN NOGUÉ-PAISAJE CATALUÑA

ENTREVISTA
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JOAN NOGUÉ DIRECTOR OBSERVATORIO DEL PAISAJE DE CATALUÑA
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«En la cuestión urbanística, España ha actuado como un nuevo rico»

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Joan Nogué, especialista en el estudio del paisaje y del pensamiento geográfico y territorial, dirige desde que se creó, hace dos años, el Observatorio del Paisaje de Cataluña, un organismo pionero que, gestionado por un consorcio, implica a la Administración y a la sociedad civil. El pasado fin de semana, participó en el foro sobre Territorio, paisaje e identidad organizado por el Instituto de Estudos das Identidades en Santiago.
-Aunque sea de Perogrullo, ¿qué es el paisaje?
-Es la faz del territorio, su representación física. Pero a la vez es lo que percibimos, las emociones que despierta, lo que nos hace sentir, la percepción que tenemos de esa realidad.
-El hombre siempre ocupó el territorio. ¿Era inevitable la degradación actual?
-No, no era inevitable. Transformación paisajística ha habido siempre, pero la diferencia es que en el pasado era lenta y menos intensa, y había la posibilidad de ir integrando los cambios. En los últimos 50 años ha sido al revés, rápida e intensa, y desde hace quince se ha producido un auge inmobiliario fuera de lógica, hasta llegar a lo que yo califico de banalización del paisaje, porque se ha despersonalizado hasta límites insospechados. Las ciudades antes crecían de manera compacta, con ensanches que no dejaban espacios intersticiales. Ahora el crecimiento es disperso, con unos kilómetros de separación en terreno de nadie.
-¿Cómo afecta a la identidad esta transformación? -Este caos produce una desazón a los ciudadanos que genera pérdida de calidad de vida. Necesitamos referencias del lugar que habitamos, y el caos y la uniformidad de lo que vemos es insatisfactorio.
-¿La sensibilidad social habría evitado la impunidad y la corrupción urbanística? -Hay falta de sensibilidad, pero no es la única causa. Ha habido una presión económica muy fuerte, pero las comunidades autónomas tienen competencias para controlar este crecimiento y no dejarlo en manos de los ayuntamientos. Y no se hizo, por clientelismo político, por ignorancia o por desidia. El Estado apostó por el ladrillo como motor de crecimiento económico, por el pan para hoy y hambre para mañana. Como país, y me refiero a España, hemos actuado como nuevos ricos.
-¿Hay algún remedio? -Lo hecho es irreversible. Hay que poner freno y arreglar lo que se pueda. Tiene que haber voluntad política, pero con leyes y normas.
-¿Y ciudadanos más conscientes y responsables? -La gente empieza a estar cansada y a reaccionar ante los casos de corrupción que al fin salen a la luz. Pero sin corrupción también se puede hacer daño, daño legal. Por eso se necesitan normativas muy claras y estrictas, y que se cumplan.

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