O novo movemento internacional Attac (Asociación pola Tasación das Transaccións e pola Axuda aos Cidadáns), no que teño postas moitas esperanzas, acaba de solicitar a nacionalización das Caixas de Aforro para convertelas nunha poderosa banca pública, unha "banca ética", controlada polo Estado, que leve a cabo o labor abandonado polas entidades financeiras privadas en tempos de crises: o financiamento dos sectores máis débiles da sociedade.
Unha banca ética que reparta os beneficios, non entre os accionistas, senón entre "os sectores sociais con maiores dificultades para acceder ao financiamento bancario: medianas e pequenas empresas, microempresas, familias de baixa renda, mozos emprendedores e mulleres".
As caixas de aforro, nacidas para converter en obra social os beneficios do aforro das familias, chegaron a ser o escenario das máis descaradas batallas políticas, cun transfondo ridículo de patriotismo casposo e localista, que enmascara a cota de poder dos partidos políticos e sindicatos, ademais dun opaco instrumento de financiamento dos proxectos partidistas de cada un dos presidentes das comunidades autónomas.
Tan ridículo que, nas negociacións para a fusión entre Caixa Madrid e a valenciana Bancaja, a repartición dos centros xeográficos de poder consumiu horas e horas de negociacións. Ao final, Madrid será a sede operativa e Valencia a social, algo que trae ao fresco aos clientes pero que parece de vida ou morte para o prestixio de cada caudillo autonómico implicado.
¡Ao Attac!, pois. Comecemos nacionalizando as caixas de aforro, que xa falaremos máis tarde de nacionalizar o resto.
Unha banca ética que reparta os beneficios, non entre os accionistas, senón entre "os sectores sociais con maiores dificultades para acceder ao financiamento bancario: medianas e pequenas empresas, microempresas, familias de baixa renda, mozos emprendedores e mulleres".
As caixas de aforro, nacidas para converter en obra social os beneficios do aforro das familias, chegaron a ser o escenario das máis descaradas batallas políticas, cun transfondo ridículo de patriotismo casposo e localista, que enmascara a cota de poder dos partidos políticos e sindicatos, ademais dun opaco instrumento de financiamento dos proxectos partidistas de cada un dos presidentes das comunidades autónomas.
Tan ridículo que, nas negociacións para a fusión entre Caixa Madrid e a valenciana Bancaja, a repartición dos centros xeográficos de poder consumiu horas e horas de negociacións. Ao final, Madrid será a sede operativa e Valencia a social, algo que trae ao fresco aos clientes pero que parece de vida ou morte para o prestixio de cada caudillo autonómico implicado.
¡Ao Attac!, pois. Comecemos nacionalizando as caixas de aforro, que xa falaremos máis tarde de nacionalizar o resto.
2 comentarios:
De un tiempo a esta parte los estados han privatizado numerosas empresas y servicios públicos, y no necesariamente los menos rentables. Tampoco es de extrañar porque los encargados de tal misión, los políticos, en su mayoría son lo que son y vienen de donde vienen (en España una parte significativa de los diputados son abogados, economistas o empresarios, lo que no presagia nada bueno)
Con las Cajas de Ahorro tengo una duda metódica: ¿Son públicas? ¿Medio públicas? ¿Medio privadas por usos y costumbres? ¿Estatales? Hay empresas privadas que pertenecen a algunas Cajas. ¿Esas empresas son de alguna manera públicas o no? Lo que es cierto son dos cosas: que las Cajas son un buen comodín para los políticos para asuntos internos y que si no se toman medidas nacionalizadoras ahora no se hará nunca (como con los bancos).
Pero no sólo con las Cajas de Ahorro: los bancos, las eléctricas, el gas, los colegios (todos), deberían ser gestionados exclusivamente por el Estado, considerando en primer lugar el interés social, no el negocio. Y la vivienda y los alimentos básicos tendrían que estar sujetos a normativas muy estrictas que no lesionaran los derechos de los ciudadanos.
Pero esto sería, claro, en el País de las Maravillas, y ese país no existe más que en los libros (y en el pésimo film de Burton). Si ya han premiado con dinero público la ineptitud y la avaricia de los bancos, ¿por qué habría de ser diferente con las Cajas? Para el Capital todo es uno y lo mismo, y las Cajas están controladas por políticos y tras ellos banqueros, economistas y abogados (y algunas por curas, que ya es lo más de lo más), así que es difícil que un gobierno donde no abundan precisamente los socialistas ni los obreros pero sí los abogados, los economistas y los empresarios nacionalice algo: lo que harán será inyectar dinero público hasta donde haga falta, como es lo debido
Para cuando una comisión que investigue y esclarezca las responsabilidades de los Presidentes de Cajas de Ahorro. No podemos consentir que todo quede en la nada como siempre, que la quiebra a la que han llevado a las cajas quede en una multa de menor cuantia como la impuesta al presidente de CCM, o que la gestión del presidente de Bancaja, que nada más aterrizar se atrevió a pedir un préstamo de 1 millon de euros para la compra de acciones de Abertis y conseguir ser el segundo mayor accionista privado de la compañia ¿Es esa la función social de las cajas? ¿Es eso lo que establecen sus estatutos? ¿Es esa la función de un cargo público? ¿Es que van a forrarse aprovechandose del cargo y no va a pasar nada?.
Todo me parece muy bien, la nacionalización de las cajas, una mayor implicación en la economia real pero antes hay que proceder a la detención y procesamiento de los culpables del desastre. No se puede desde un cargo público llevar a la quiebra a las entidades desde la irresponsabilidad y que no caiga el peso de la ley sobre nadie. Esto no puede salir gratis y nadie puede salir impune ¿Donde está el Estado de Derecho? Pero sobre todo ¿Donde está la racionalidad? Acaso hay dos sociedades distintas que se rigen por patrones o códigos distintos, sociedad politica, privilegiada, impune e irresponsable y sociedad civil perjudicada, pagána de la crisis y fuente de ingresos inagotable cuando las cosas fallan. No. Detención y procesamiento.
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