sábado, 17 de abril de 2010

CHARRAMANGUEIROS (HORTERAS)

Non se vostedes, pero se eu tivese que administrar diñeiro público, se tivese que conceder obras de infraestrutura, grandes edificios, organizacións de actos do meu partido, nunca me fiaría de todos eses tipos imputados nas tramas de corrupción que enlodan nestes momentos ao PP. Nin, moito menos, se tivese que votar a algún deles para que me representase.
E é que Matas, Bárcenas, Correa, Pérez o Bigotes e compañía non son só presuntos corruptos, senón que ademais nótaselles. E moito. Entre as cousas que teñen en común todos eles, unha das máis evidentes é a atracción pola ostentación e a charramangada. Son dos que compran (a golpe de talonario negro, por suposto) chalés e pisos millonarios, seguramente provistos de adegas con climatización, moito mármore do máis caro nos baños, dourados por todas partes e decoración suntuosa, ou sexa, horrenda. Dos que se pasean con coches luxosísimos e un punto macarras. E dos que encargan traxes a medida de 2.000 euros que levan con xemelgos e reloxos de ouro macizo. Todo ben á vista.
Imaxínome como serían as ceas nas súas casas, quizá con servizo uniformado e botellas de viño carisísimo, as vacacións nos iates, as viaxes a hoteis de 20 estrelas, os encontros en restaurantes famosos... ¿E queren facernos crer que ninguén da contorna do seu partido sabía nada? Espero polo ben do país que finalmente non resulte ser certa o financiamento irregular do PP. Pero de aí a tragarnos que os notorios fajos de billetes dos imputados non apestaban a podredumbre, hai todo un tramo difícil de superar.

2 comentarios:

DEMOCRACIA dixo...

“Los políticos son puestos ahí para darnos la idea de que tenemos libertad de elegir. No la tenemos. No tenemos elección. Tenemos dueños. Son nuestros dueños. Son dueños de todo. Son dueños de las tierras importantes. Controlan las corporaciones. Hace tiempo que fueron comprados y pagados por el Senado, el Congreso, las legislaturas, los municipios, tienen a los jueces en sus bolsillos traseros y son dueños de los grandes medios. Así controlan la información que recibimos. Nos tienen por las pelotas. Gastan billones de euros al año haciendo lobby para conseguir lo que quieren.
Bueno, sabemos lo que quieren. Quieren más para ellos y menos para el pueblo. Pero te diré que no quieren. No quieren una población de ciudadanos capaces de pensar críticamente. No quieren gente informada, educada, y de pensamiento crítico. No están interesados en eso. Eso no los ayuda. Eso va contra sus intereses. Así es. No quieren personas lo suficientemente listas para como para sentarse y pensar en como están siendo engañados por un sistema que los tiró por la borda hace 30 años. ¿Sabes lo que quieren? Trabajadores Obedientes. Personas que sean lo suficientemente inteligentes como para operar las máquinas y hacer el trabajo administrativo, y lo suficientemente estúpidas para aceptar pasivamente todo este aumento de trabajos de mierda, con malas pagas, más horas, reducción de beneficios, el fin de las horas extra, la pensión que desaparece cuando vas a buscarla, y ahora van a por el dinero de tu seguridad social. Quieren el maldito dinero de tu jubilación. Lo quieren de vuelta para dárselo a sus amigos criminales de Wall Street y Cia. Y ¿sabes algo? Lo tendrán. Lo tendrán todo tarde o temprano por que son los dueños de este maldito lugar. Es un gran club y nosotros no estamos en el. Nos machacan todo el día diciendonos que debemos creer. Todo el día machacándonos la cabeza con sus medios diciéndote que creer, que pensar y que comprar. La mesa ha sido inclinada amigos…
Por todo esto, los politos tienen que presumir y no saben, por lo tanto son horteras...

Anónimo dixo...

horteras y analfabetos...

En el apabullante relato que dejará tras de sí la caída del imperio de los horteras construido por ese ejemplo de caballero español que es Francisco Correa y su leal escudero el Bigotes, resulta difícil saber qué asombrará más a las generaciones venideras; si el espeluznante relato de sus andanzas grotescas y su gusto obsesivo por todo lo que brille y lleve una marca bien grande, o la desfachatez despampanante que siguen desplegando los dirigentes populares para ampararse. Los episodios de la máquina de contar dinero, o los regalos de Navidad a 6.000 euros el kilo, o los reñidos campeonatos de tacos castizos entre frase y frase, certifican la vigencia de aquella verdad descubierta por Berlanga: la escopeta nacional ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma.