martes, 26 de abril de 2011

OCCIDENTE É AZNAR

Custa atopar en Europa algún líder político que non apareza riseiro nesa obra mestra universal da hipocrisía: o álbum de fotos do coronel Gadafi. É máis difícil achar un político europeo que aínda hoxe, cando o tirano masacra ao seu propio pobo con bombas de racimo, cualifique a Gadafi como "amigo de Occidente". Hai que vir ata España para descubrir tal extravagancia porque alá onde nin sequera se atreve a chegar Berlusconi aparece Aznar, o estadista, para eloxiar ao sátrapa asasino.
É tamén difícil de atopar un ex presidente ao que a súa saída do poder sentoulle peor. Só así, nese rancor que non se esconde en montañas ou desertos afastados, explícase o seu afán por afundir a credibilidade da nosa débeda pública e remar pola quebra dos seus propios cidadáns.
Pero os piropos a Gadafi non só se entenden polo seu resentimento contra esa ampla maioría dos españois que nos opuxemos á súa Guerra de Iraq e a súa foto das Azores. A amizade de Aznar soa a sinceira. Gadafi foi e parece que segue sendo o seu extravagante amigo, e non só polas obrigacións diplomáticas ás que obriga o cargo de presidente.
É algo persoal, aínda que tamén son xa persoais os seus negocios (ou os do seu xenro, Alejandro Agag). Tres anos logo de deixar A Moncloa, en decembro de 2007, Aznar ceou con Gadafi nun caro hotel de Sevilla. Uns meses despois, en 2008, Aznar visitou Libia, onde Gadafi o agasallou cun banquete na súa honra. Así que cando cualifica ao tirano como "amigo de Occidente" só comete un erro: confundir os seus sentimentos cos de todo o planeta. "Occidente son eu", parece dicir Aznar, estrañando cando falaba no nome do Estado.

3 comentarios:

UN CIUDADANO dixo...

Aznar es la personificación de la derechona. Intelectualmente bastante corto, sin ningún escrúpulo moral, entiende España como su cortijo y no tiene ningún reparo en enriquecerse abusando de ella. Me da la sensación que cuando le contratan para dar conferencias lo hacen para que los estudiantes de las universidades americanas estudien como se puede dar el caso de que una democracia sea presidida por un payaso (con perdón de los payasos). En la misma línea que algunos de sus exministros que no dudan en hacer partidismo con asuntos de Estado como el terrorismo a la vez que gestionan empresas de seguridad. O tirar contra las instituciones con teorías conspirativas cuando se ven implicados en sucias maniobras.
ESTO NO ES SER DE DERECHAS, ES SER UN ATAJO DE SINVERGÚENZAS que emponzoñan al pueblo y ponen en evidencia a ciertos jueces que les ríen la gracia, por no hablar de la iglesia.
Llevamos 30 años de democracia, si no hubiera sido por la izquierda seríamos un “estado gamberro”.

Anónimo dixo...

En su última lección de inglés (de Columbia, esta vez), el doctor Aznar iluminó a su auditorio con su más que contrastada y preclara visión geoestratégica. Pero al calificar de amigo extravagante a Gadaffi, un individuo del que a todo el mundo le quedan pocas dudas (excepto, quizás, a los librepensadores de FAES y acólitos afines), de que es un dictador de la vieja escuela que está masacrando a su pueblo, el expresidente muestra bien a las claras la importancia relativa que da a conceptos tales como ” democracia ” y ” libertad “.
Por seguir con la terminología del profesor Aznar, resulta ciertamente difícil aplicarle a él uno de los calificativos que utilizó al referirse al dictador libio(me refiero, naturalmente al de amigo), cuando entramos a analizar la segunda parte de su clase magistral. Si nuestro expresidente tuviera algún predicamento entre los inversores (cosa que francamente dudo), habría hecho un flaco favor a ESPAÑA (así, con mayúsculas, como les gusta a ellos), al afirmar que nuestro país tiene muy difícil pagar la deuda, lo que llevaría a encarecer los intereses y, finalmente, a una situación a la griega, irlandesa o portuguesa. Como me cuesta creer de la acreditada españolidad del profesor Aznar que fuera ese su propósito, he de concluir que el orador se dejó llevar por un momentáneo y pasajero ataque de demencia.

J.L.M dixo...

un político de Estado, que además ha sido presidente, no debería hacer declaraciones políticas en público y menos delante de los medios. Así ocurre en otros países como Estados Unidos, dónde los ex-presidentes realizan labores de alta representación del Estado sin criticar o comentar cómo lo están haciendo sus sucesores. Este señor, que aprovechó su mandato para promocionarse, solo pretende el colapso económico del Estado, para así erigirse en ave fénix y ser reclamado por las masas cual caudillo romano.