luns, 28 de xuño de 2010

¡MOISES: BAIXA!

Como en América: finanzas e ladrillos

Agora que, finalizado xuño, ZP cumpre seis anos á fronte do Goberno co broche dunha presidencia europea na que fomos utilizados como epicentro dun terremoto para levar o euro ao bordo do abismo, podería ser útil -para saír desta lameira- repasar por que chegamos aquí. No seu último libro, titulado Caída libre, J. Stiglitz responde a esa pregunta para EE.UU. Creo que boa parte do que di é válido para España.
Para empezar, convén recordar que o maior banco de Europa (Royal Bank of Scotland) crebou porque no Reino Unido, como en EE.UU., alimentouse unha burbulla inmobiliaria. Pero, di Stiglitz, «tamén España permitiu que se desenvolvese unha enorme burbulla e a súa economía sufriu un impacto moito maior». Aquí e alí multiplicáronse as hipotecas mergulladas (cun maior valor que o da vivenda).
Durante todos eses anos os responsables (gobernadores de bancos centrais e ministros) non vían nada malo no que estaban facendo as institucións financeiras; apenas lles avisaban. Di Stiglitz: «Supúñase que eran reguladores, non predicadores». E para cando as cousas empezaron a porse feas, os seus analistas vendían aquel eufemismo de que todo estaba baixo control: habería unha aterraxe suave.
Rebentada a burbulla, alí antes e aquí agora, moitos financeiros néganse a recoñecer que fixeron malos créditos e negocian sucesivos adiamentos para conservar as hipotecas danadas, escamotean nos seus balances gran parte do que están facendo e se seica buscan renegociar os malos créditos, «pospondo o día do balance final».
Logo chegará o momento dos rescates (con diñeiro público). Nisto, alí e aquí, non debemos permitir «que os problemas das caixas de aforros podrecesen, aumentando o custo final do rescate». E tampouco permitir que tales rescates entorpezan a inevitable reestruturación hipotecaria. Porque se pretende facer crer á opinión pública que a crise é só de confianza e de liquidez, non de solvencia. Pero o certo é que o verdadeiro valor (actual) dos seus activos non supera a contía do que deben.
No canto de facer iso, tanto alí (con China) como aquí (con Francia-Alemaña), caemos na tentación de desacreditar ao prestamista. Facendo así o xogo a quen se regodean coa oportunidade, tan desexada, de facer saltar polo aire o euro.
Á vista do que orixinou este colapso, o Banco de España e o Goberno debesen ser taxativos para lograr que os accionistas dos bancos (ou os propietarios das caixas) decidan en materia de retribución e control dos seus executivos. E para evitar que as direccións das entidades nomeen, de feito, ás xuntas que formalmente as supervisan . Porque seguimos como estabamos e, a pesar da que está caendo, pasa o que pasa: que a CECA e a AEB son quen inspiran as reformas do Goberno.

2 comentarios:

UN CIUDADANO dixo...

No existe un sector en el mundo más regulado que el dinero. Ni un producto financiero puede salir al mercado sin la aprobación de los bancos centrales y las comisiones de valores, que dependen siempre del poder político. Si el mercado mundial se ha llenado de basura y se ha atiborrado de riesgo es porque los gestores públicos que tenían el deber de impedirlo no hicieron nada. El fracaso no es del mercado sino de los políticos, que no cumplieron con la misión encomendada de regular y arbitrar para evitar los abusos y desequilibrios. Podríamos argumentar, incluso, que el Estado, siempre ávido de impuestos, ha sido el principal estimulador del abuso y de los productos tóxicos, que crearon una riqueza artificial de la que se aprovechó el poder. En España, la responsabilidad del Estado en los abusos del mercado está más que demostrada y es indiscutible. Los ayuntamientos, por ejemplo, si financiaron durante más de una década de la construcción desenfrenada que el propio Estado alimentaba y bendecía. El consumo desbocado fue estimulado desde el poder político, que llenaba sus arcas con los impuestos indirectos y exhibía con orgullo, como un mérito propio, aquel crecimiento artificial. Pero, aunque la crisis es mundial, existen notables diferencias entre lo que está ocurriendo en el mundo y en España. En España, para justificar el intervencionismo socialista que le gusta a Zapatero, que nunca ha funcionado en ningún país y que allí donde ha operado (como en la URSS, Cuba y otros dramas) sólo ha creado frustración, pobreza y esclavitud, se tergiversa la realidad y se publicita la falsedad de que el fracaso ha sido del mercado, ignorando la verdad de que culpa ha sido de los reguladores, que son el poder político. En otros lugares, aunque los estados intervengan ante la crisis con dinero público, como en Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y otros países avanzados, lo hacen sin perder la fe en el mercado, únicamente con el ánimo de devolverle el equilibrio y hacerlo de nuevo operativo. Sólo en España se sostiene el peligroso y obsoleto discurso de que el mercado ha fracasado y debe ser sustituído por un Estado convertido en el gran empresario y el gran controlador. ¿Ha sido el mercado el que ha arruinado a más de una Caja de Ahorros o han sido los políticos o el propio Gobernador del Banco de España que la gestionaban y los reguladores públicos que no cumplieron con su deber de impedirle los préstamos y operaciones que le llevaron a la insolvencia? ¿No resulta curioso y sospechoso que la mitad del sector financiero español que gestionan los políticos, el de las cajas de ahorro, sea el que está peor y más necesitado de inyecciones salvadoras de dinero público, a pesar de que las cajas cuentan con ventajas tan importantes como la de no tener que repartir dividendos a sus accionistas? La realidad es que quien falla, quien arruina, quien ocasiona el caos y el fracaso en el mundo es, sobre todo, el Estado. España no sólo no es la excepción sino que constituye uno de los mejores ejemplos mundiales para demostrar el fracaso del Estado como gestor. En apenas tres décadas, el mal gobierno ha destruido el prestigio de la democracia, ha agrandado el foso que separa a los ciudadanos del Estado, ha acabado con la independencia de la Justicia, ha narcotizado y maniatado a la sociedad civil y, ahora, está acabando también con la prosperidad lograda por el esfuerzo de los empresarios y trabajadores en las últimas décadas.

Anónimo dixo...

GOBERNADOR O DELINCUENTE

El gobernador del Banco de España no deja de sorprender con sus declaraciones. En rueda de prensa hemos podido comprobar una vez más por dónde van sus preocupaciones sociales y su solidaridad con los que más padecen la crisis (los parados). Resulta que para el Gobernador del Banco de España el problema no es el paro en sí ni el drama que viven a diario más de 4 millones de desempleados, lo grave para él y los que son como él son las consecuencias que esta situación puede acarrear a los pobrecitos bancos y a sus ratios de morosidad.
Como olvida las verdaderas causas que han dado lugar a esta crisis y sobre las que se debería actuar, y no actuó a tiempo y si de verdad se quisiera solucionar y evitar que vuelva a producirse: la desigualdad que es la que genera fondos parásitos que solo buscan beneficios rápidos, la desastrosa desregulación de los mercados financieros, el descontrol de los capitales especulativos, o los privilegios de los que gozan la banca privada para ganar dinero generando deuda.
¿Seguiremos callados ante semejante engaño, nos seguirá dando igual que difundan estas falacias y mentiras, dejaremos que sigan manteniendo con tanta impunidad estas tesis que en lugar de solucionar los problemas económicos son las que están hundiendo las economías? Miente el gobernador porque sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.Así podemos evaluar la estatura moral de este individuo. Como dijo el sabio: si los sinvergüenzas volasen no veríamos la luz del sol.